En su homilía en Casa Santa Marta, el Papa habló sobre las dificultades para discernir entre el bien y el mal. Explicó que todos tenemos “dos espiritus” que combaten como en un campo de batalla.
FRANCISCO
'Todos tenemos estos dos 'espíritus', digamos así. El Espíritu de Dios, que nos conduce a las buenas obras, a la caridad, a la fraternidad, a adorar a Dios, a conocer a Jesús, a hacer muchas buenas obras de caridad, a rezar: este. Y el otro, el espíritu del mundo, que nos lleva a la vanidad, al orgullo, la suficiencia, el chisme: un camino completamente diferente'.
Explicó que para poder dejar a un lado la vanidad y el orgullo es aconsejable hacer un examen de conciencia diario e identificar las tentaciones para saber lo que sucede en el corazón.
EXTRACTO DE LA HOMILÍA EN ESPAÑOL
(Fuente: Radio Vaticana)
'Hay dos espíritus, dos formas de pensar, de sentir, de actuar: aquel que me lleva al Espíritu de Dios y aquel que me lleva al espíritu del mundo. Y esto sucede en nuestra vida: todos tenemos estos dos 'espíritus', digamos así. El Espíritu de Dios, que nos conduce a las buenas obras, a la caridad, a la fraternidad, a adorar a Dios, a conocer a Jesús, a hacer muchas buenas obras de caridad, a orar: este. Y el otro, el espíritu del mundo, que nos lleva a la vanidad, el orgullo, la suficiencia, el chisme: un camino completamente diferente. Nuestro corazón - decía un santo - es como un “campo de batalla”, un campo de guerra donde estos dos espíritus pelean'.
'Es muy simple: tenemos este gran don, que es el Espíritu de Dios, pero somos frágiles, somos pecadores y también tenemos la tentación del espíritu del mundo. En esta lucha espiritual, en esta guerra del espíritu, debemos ser vencedores como Jesús'.
“Saber que sucede en el corazón'. Si no hacemos esto, si no sabemos lo que sucede en nuestros corazones - y esto no lo digo yo, lo dice la Biblia - somos como “los animales que no entienden nada”, que van adelante por instinto. Pero nosotros no somos animales, somos Hijos de Dios, bautizados con el don del Espíritu Santo. Por eso es importante entender que ha sucedido hoy en mi corazón. El Señor nos enseñe a hacer siempre, todos los días, el examen de conciencia'.