Lo primero que el Papa hizo al llegar al Dublin Castle fue esto, inmortalizar su visita en el libro de honor. Francisco estuvo acompañado por el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, con el que se reunió unos minutos en privado.
Después se dirigieron a la sala San Patricio. 250 personas, entre miembros destacados de la sociedad civil, autoridades y cuerpo diplomático, escucharon el primer discurso del Papa Francisco en suelo irlandés.
Lo recibieron al son del arpa que tocaba esta joven de 14 años.
El mandatario agradeció al Papa su compromiso con la paz, el cambio climático o los refugiados. También reconoció la labor de la Iglesia en su país en ámbitos como la salud o la educación. Pero no pasó por alto los episodios más dolorosos.
LEO VARADKAR
Primer ministro irlandés
“En lugar de caridad cristiana, perdón y compasión, muchas veces hubo juicio, dureza y crueldad, especialmente con las mujeres, los niños y los marginados. Las hermanas de la Magdalena, los hogares para madres solteras, las escuelas de oficios, las adopciones ilegales y el abuso de los clérigos son manchas en nuestro país, en nuestra sociedad y en la Iglesia”.
Tampoco Francisco dejó pasar la oportunidad para reiterar la política de tolerancia cero de la Iglesia de cara a los abusos sexuales. Lamentó que no se hubieran afrontado adecuadamente los casos que hubo en Irlanda.
FRANCISCO
“Considerando la realidad de los más vulnerables, no puedo dejar de reconocer el grave escándalo causado en Irlanda por los abusos a menores por parte de miembros de la Iglesia encargados de protegerlos y educarlos” El fracaso de las autoridades eclesiásticas, obispos, superiores religiosos, sacerdotes y otros, al afrontar adecuadamente estos crímenes repugnantes ha suscitado justamente indignación y permanece como causa de sufrimiento y vergüenza para la comunidad católica. Yo mismo comparto estos sentimientos”.
El Papa insistió en que cada niño es un regalo de Dios y que por eso es importante erradicar estos crímenes de la Iglesia, a cualquier precio.
FRANCISCO
“Recientemente, en una carta al pueblo de Dios, he reiterado el compromiso, mejor dicho, el mayor compromiso para eliminar este flagelo en la Iglesia, a cualquier precio moral o de sufrimiento”.
Francisco también habló de la protección a la vida humana en todas sus fases. Explicó que el progreso social no puede ser significar favorecer “la cultura del descarte”.
FRANCISCO
“¿No podría ser en cambio que el crecimiento de una “cultura del descarte”, materialista, nos ha hecho cada vez más indiferentes ante los pobres y los miembros más indefensos de la familia humana, incluso de los no nacidos, privados del mismo derecho a la vida?”
Por último, el Papa deseó que cualquier decisión político-social que deba afrontar la moderna Irlanda no olvide los fundamentos del mensaje cristiano que la sustentó en el pasado y puede ayudarla en el futuro.