Después del almuerzo y de descansar en la nunciatura, el Papa visitó la catedral de St. Mary, no sin antes detenerse a saludar a quienes le esperaban en la calle. En su recorrido hasta allí estuvo acompañado por miles de personas que quisieron mostrarle su cariño.
Los obispos irlandeses le recibieron a las puertas del templo.
El Papa se detuvo primero a rezar en la capilla del Santísimo, donde esta vela siempre está encendida para recordar a las víctimas de abusos.
El encuentro comenzó con el testimonio de este matrimonio, Vincent y Theresa, casados desde hace 50 años.
Junto a ellos, otras 400 parejas asistieron a esta catequesis con el Papa. Dos de ellas tuvieron la oportunidad de compartir con Francisco sus anhelos de futuro y también sus inquietudes.
Denis y Sinead se casan en un mes. Sus amigos no entienden que para ellos el matrimonio es un compromiso permanente. Stephen y Jordan llevan un mes casados. Querían saber cómo educar a los hijos en la fe.
Francisco comenzó su discurso con una observación que arrancó un sonoro aplauso.
FRANCISCO
“Pero con vosotros aquí, así de jóvenes, yo me pregunto, ¿no es verdad lo que dicen de que los jóvenes no quieren casarse? Es verdad. Gracias, gracias”.
El Papa celebró que fuera un matrimonio experimentado el que le diera la bienvenida y, con esta broma, recordó que los mayores son portadores de sabiduría.
FRANCISCO
“Ellos, los viejos, permitidme la palabra, los viejos, “the old”, los viejos, tienen la sabiduría. Tienen la sabiduría, también las suegras tienen la sabiduría”.
Francisco lamentó que hoy en día no se crea en que el amor y el matrimonio puede durar para toda la vida. Dijo que no es cierto y explicó cómo lograrlo.
FRANCISCO
“Existe la tentación de que “el para toda la vida” que os decís el uno al otro se transforme en un “sí, mientras dure el amor” y si el amor no se hace crecer con amor, dura poco. Ese “para toda la vida” es un compromiso de hacer crecer el amor porque el amor no es lo provisional. Eso se llama entusiasmo, se llama encantamiento pero el amor es definitivo”. “Haced apuestas fuertes, para toda la vida. Arriesgad, porque el matrimonio es un riesgo pero un riesgo que vale la pena”.
Y para saber cómo comunicar la fe a los hijos, Francisco contó esta anécdota de su infancia.
FRANCISCO
“Yo recuerdo una vez, tendría 5 años, que entré en casa y estaba en el comedor. Papá llegó de trabajar y, delante de mí, papá y mamá se besaron. No lo olvidaré nunca. ¡Qué bonito! Estaba cansado del trabajo pero tuvo fuerzas para expresar su amor por su mujer. Que vuestros hijos os vean así, acariciándoos, besándoos, abrazándoos”.
El encuentro finalizó con el rezo conjunto de la oración de las familias preparada especialmente para este IX Encuentro Mundial de las Familias.