El Vaticano ha salido al paso de las revelaciones de un informe de la Corte Suprema de Pensilvania, en Estados Unidos, que señala a 301 sacerdotes como culpables de haber cometido abusos sexuales. Las víctimas habrían sido unos 1.000 menores sometidos a terribles abusos durante los últimos 70 años en seis diócesis distintas. Según la fiscalía de Pensilvania, no solo la Iglesia local sino que también el Vaticano habrían encubierto estos casos de forma sistemática.
En un comunicado, la Santa Sede asegura que , ante todo, “las víctimas deben saber que el Papa está de su parte. Aquellos que han sufrido son su prioridad, y la Iglesia quiere escucharlos para erradicar este trágico horror que destruye la vida de los inocentes”.
El Vaticano además expresa su “vergüenza y dolor”, y asegura tomar “muy en serio” este informe de la Corte Suprema de Pensilvania.
GREG BURKE
Portavoz del Vaticano
“La Iglesia tiene que aprender las duras lecciones del pasado. Tienen que rendir cuentas no solo los que cometieron los abusos, sino también los que los permitieron”.
La Santa Sede reconoce que “estos hechos han traicionado la confianza y han robado a las víctimas su dignidad y su fe”. Algo que sabe bien el Papa Francisco, “que reitera el llamamiento a hacer todos los esfuerzos posibles para crear un ambiente seguro para los menores y los adultos vulnerables en la Iglesia y en toda la sociedad”.
Por eso, el Vaticano recuerda que la Iglesia católica, a todos los niveles, debe estar en constante reforma y vigilancia para garantizar la protección de los menores y de los adultos vulnerables. Y subraya también “la necesidad de obedecer a la legislación civil, incluida la obligación de denunciar los casos de abusos a menores”.