Tras la pausa veraniega, los peregrinos tenían muchas ganas de volver a encontrarse con el Papa durante la Audiencia General y parece que Francisco también. Repartió saludos, sobre todo entre los más pequeños, recibió regalos y, bebió el mate que le ofrecieron estos peregrinos.
El Papa retomó su ciclo de catequesis sobre los mandamientos. Reflexionó sobre el primero, recogido en el libro del Éxodo: “No tendrás otros dioses frente a mí”. El Papa explicó en qué consiste la tentación de la idolatría, que afecta por igual a creyentes y no creyentes.
FRANCISCO
“Por ejemplo, nosotros los cristianos podemos preguntarnos, ¿realmente cuál es mi Dios?, ¿es el Amor, Uno y Trino, o es mi imagen o mi éxito personal quizá dentro de la Iglesia?”
Francisco lamentó que hoy en día las personas tengan a disposición un auténtico “supermercado” de ídolos, entre los que se encuentra una tentación muy concreta y de la que advirtió seriamente.
FRANCISCO
“Os pregunto, ¿cuántos de vosotros habéis ido a que os echaran las cartas para ver el futuro?, ¿cuántos de vosotros, por ejemplo, habéis ido a que os leyeran la mano para ver el futuro en lugar de rezar al Señor?”
El Papa enumeró otros ídolos tales como la belleza, la fama o el dinero que prometen la felicidad pero que, en realidad, roban la propia vida.
FRANCISCO
“Los ídolos prometen la vida pero, en realidad, la quitan. El Dios verdadero no pide la vida sino que la da. El Dios verdadero no ofrece una proyección de nuestro éxito sino que nos enseña a amar. El Dios verdadero no pide a los hijos sino que nos da a su Hijo”.
Por eso, invitó a cada peregrino a reconocer cuál es la idolatría de la que es esclavo para así librarse de ella.
FRANCISCO
“Llevad esto en el corazón. Los ídolos nos roban el amor. Los ídolos nos vuelven ciegos al amor. Y para amar de verdad es necesario ser libre de cualquier ídolo. ¿Cuál es mi ídolo? Quítatelo y tíralo por la ventana”.
Por último, Francisco recordó que los ídolos hacen despreciar el presente porque solo crean ilusiones de futuro mientras que Dios enseña a vivir el día a día.