Los 60.000 jóvenes que se reunieron con el Papa han soportado una auténtica prueba de resistencia. Desde las tres de la tarde, y a casi 35 grados, estuvieron esperando a Francisco, eso sí, con la oportuna ayuda de estas mangueras, que les ayudaron a refrescarse, y la animación en forma de música y bailes, que les mantuvo entretenidos.
Es la décimo segunda edición de la peregrinación internacional de monaguillos a Roma, una tradición que comenzó en el pontificado de Juan XXIII.
En su mayoría son jóvenes alemanes, de entre 14 y 23 años, pero también han llegado de otros países como Estados Unidos, Portugal o Serbia.
El Papa apareció en la plaza subido al papamóvil poco antes de las seis de la tarde. Repartió saludos y bendiciones durante unos 20 minutos.
Francisco, en primer lugar, les felicitó por haber tenido el valor de soportar la espera bajo el intenso sol de la Ciudad Eterna. A continuación les dio la palabra. Le preguntaron cómo ser constructores de paz en lo concreto cada día. El Papa les respondió con otra pregunta en forma de reflexión.
FRANCISCO
“Por ejemplo, ¿en casa, después de una pelea entre hermanos, me cierro en mí mismo, -pregunto-, me cierro en mí mismo, me hago el ofendido o intento dar el primer paso?, ¿sé hacer la paz con pequeños gestos? Estoy dispuesto a preguntarme: “¿Qué haría Cristo en mi lugar?””
Un joven de Antigua y Barbuda le pidió consejo para saber cómo llegar a otros jóvenes alejados de Cristo. Francisco les dijo que los jóvenes son quienes mejor pueden acercarse a otros jóvenes y les explicó cómo.
FRANCISCO
“No hacen falta tantas palabras. Son más importantes los hechos, la cercanía, el servicio y la mirada silenciosa ante el Santísimo Sacramento”.
Por último, preguntaron cómo llegar a la santidad. El Papa quiso dejarles algo muy claro.
FRANCISCO
“Hay que esforzarse para hacer el bien siempre y convertirse en santos... el camino de la santidad no es para perezosos. Hace falta esforzarse”.
También les recomendó que pongan en práctica las obras de misericordia y les pidió que, si no las conocen bien, las estudien porque así podrán ayudar al prójimo en aquello que necesite y transformar el mundo.