El cardenal Antonio Marto tiene en su currículum algo de lo que pocos pueden presumir: recibió en su ciudad, Fátima, a dos Papas: Benedicto XVI, en el año 2006, y Francisco, el año pasado.
Pero asegura que quienes más le han influido en su vida son sus padres y su párroco.
CARD. ANTONIO MARTO
Obispo de Leiría-Fátima
“He nacido en una familia católica, de profunda fe: padres sencillos, pero con una fe profunda. Con un párroco que era para mí un punto de referencia y yo quería ser párroco como él”.
Cada vez que viaja a Roma recuerda que aquí se ordenó sacerdote y aquí hizo su doctorado en Teología. De hecho, por eso Benedicto lo nombró obispo de Fátima.
CARD. ANTONIO MARTO
Obispo de Leiría-Fátima
“Benedicto XVI me llamó para ser obispo de Leiría-Fátima. Yo no quería, pero el Papa insistió, quería un obispo teólogo. Y yo doy gracias a Dios por el nombramiento como obispo de Leiría-Fátima, fue un descubrimiento de la proyección universal de Fátima, el altar del mundo donde van peregrinos de todo el mundo”.
En Fátima recibe a cientos de miles de personas de todos los continentes cada año. Por eso es interesante conocer su opinión sobre cuál debería ser la prioridad de la Iglesia.
CARD. ANTONIO MARTO
Obispo de Leiría-Fátima
“En este momento, la prioridad es llevar Dios al corazón de los hombres y los hombres al corazón de Dios, y esto es parte del mensaje de Fátima, porque vivimos en una época de indiferencia religiosa. Nuestro mayor enemigo no es el ateísmo militante sino la indiferencia religiosa. Y esta indiferencia se combate con el testimonio alegre y convencido de la fe de los cristianos”.
Es la cuestión en la que espera seguir trabajando como cardenal el obispo teólogo de Fátima, que descansa paseando por la montaña o pasando el tiempo con su familia y sus amigos.