A pesar de la fuerte presión internacional la violencia en Nicaragua no da tregua.
El domingo toda la Iglesia en América Latina celebró una jornada de oración por la paz en el país y en lugares como este el cardenal Brenes celebró una Misa en desagravio. Y es que esta parroquia acogió el 13 de julio a 150 estudiantes y tuvo que resistir el asedio de la policía y grupos paramilitares durante 15 horas.
El rol pacificador que está jugando la Iglesia en el país le está costando caro porque esta parroquia no ha sido el único templo que ha sufrido ultrajes o profanaciones. A principios de mes el nuncio y varios obispos fueron atacados por grupos favorables a Ortega.
A pesar de las condenas de instituciones internacionales como la ONU o la Organización de los Estados Americanos los ataques contra parroquias que acogían a manifestantes no han cesado.
FARHAN HAQ
Portavoz, Naciones Unidas
“El Secretario General lamenta y condena esta violencia contra civiles, estudiantes incluidos. Pide al gobierno que proteja a la gente de estos ataques, que asegure el respeto de los derechos humanos y que los responsables asuman su responsabilidad. El uso de la fuerza letal es inaceptable y obstaculiza una solución política a la crisis”.
También parecen haber sido vanas reuniones como esta del Secretario General de la ONU con el ministro de Asuntos Exteriores de Nicaragua. El balance sigue siendo muy grave: más de 300 muertos desde abril, centenares de desaparecidos y miles de heridos.
La inestabilidad en Nicaragua ya se está también sintiendo en los países vecinos como Costa Rica, donde cada día contabilizan la llegada de más de un centenar de refugiados.