Era tímida pero inconformista y decidida. Auténtica.
Susanna tenía 18 años cuando falleció a causa de una menigitis fulminante. Su corazón se paró en el camino de vuelta de la JMJ de Cracovia, a donde había viajado con su parroquia. Su repentino adiós causó una profunda conmoción a amigos y familiares.
ENRICO RUFI
Padre de Susanna
“Todo pasó tan deprisa que me parecía estar en un sueño. Quizás por eso no llegué a perder los nervios. La llamada llegó en el alba del lunes. Habíamos tomado el primer avión y llegamos a Viena a las 10 ó 10:30. Ella ya había fallecido dos horas antes. ¿Cómo se sale de esta situación? No lo sé. Pero cómo se entra sí te lo puedo decir, porque se entra por la fuerza”.
Enrico decidió plasmar en este libro, “El Aleluya de Susanna”, algo más que los recuerdos de su hija. Plasmó sus dudas; las dudas que muchos de los adultos de su entorno no supieron responder.
Susanna era muy activa en la parroquia pero notaba que las respuestas que los catequistas ofrecían no eran suficientes. Faltaba algo más. Por eso quiso vivir su fe con hechos y no solo con palabras.
FRANCISCO
26 de septiembre, 2016
“A Dios-Amor se le anuncia amando. A Dios se le anuncia encontrando a las personas, teniendo en cuenta su historia y su camino”.
ENRICO RUFI
Padre de Susanna
“Susanna hoy diría que el modo de enseñar el catecismo no le convence porque no ve fruto. Ella estaba entre los niños y jóvenes pero prefería ser animadora pastoral. No sé si es que la catequesis no funciona pero no es suficiente. Es necesario predicar con el ejemplo”.
Susanna buscaba ejemplos vivos. Su respuesta, su ejemplo y su historia han ayudado a muchos, y sus dudas podrían ayudar a los obispos en el próximo Sínodo sobre jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional. Allí uno de los puntos de reflexión será el dinamismo de las parroquias y el papel importante que los educadores juegan en la vida de jóvenes como Susanna.
