Fernando es consagrado del Sodalicio de Vida Cristiana desde 2001. Tiene 36 años y es el superior de una de las casas que la institución tiene en la Ciudad Eterna.
Reconoce que han pasado por tiempos difíciles desde que saliera a la luz el escándalo de abusos perpetrados por su fundador, Luis Fernando Figari.
FERNANDO LOZADA
Superior casa del Sodalicio en Roma
“Con el descubrir lo que ha hecho nuestro fundador sigue una gran vergüenza y una toma de conciencia de una serie de cosas que había que cambiar y probablemente muchas otras que hay que seguir cambiando”. “Es importante hacerse un examen de conciencia, purificar todo lo que haya que purificar y ser más cristianos, convertirnos más”.
En 2016 el Sodalicio expresó su condena al comportamiento de Luis Fernando Figari al que consideran culpable de todos los abusos que se le imputan y persona non grata. Actualmente el Vaticano está acompañando este proceso de renovación del Sodalicio a través de un delegado “ad nutum”, el cardenal, Joseph William Tobin, y un comisario apostólico, el obispo Noel Antonio Londoño.
FERNANDO LOZADA
Superior casa del Sodalicio en Roma
“Creo que el comisariamento es también un gesto bonito de Dios y que va a traer cosas buenas porque es una mirada más de lo que somos desde afuera y no desde adentro, y tal vez sin algunos prejuicios que lamentablemente hay y eso es un enriquecimiento para nosotros”.
El Sodalicio de Vida Cristiana nació en Perú en 1971. Es una sociedad de vida apostólica formada por laicos y sacerdotes.
Fernando conoció esta realidad cuando tenía 16 años y a los 19 decidió consagrarse. Asegura que, el camino para seguir adelante con el trabajo de esta institución presente en 9 países, pasa por que cada uno de sus miembros recuerde por qué y, sobre todo, por quién decidieron entregar sus vidas.
FERNANDO LOZADA
Superior casa del Sodalicio en Roma
“Cuando sale todo esto incluso recibo propuestas de mi familia para darme un trabajo, muy generosos. Es más, desde muchos puntos de vista me hubiera sido más cómodo irme pero no se trata de dónde estoy más cómodo sino de dónde me quiere Dios amando”. “Yo creo que la obra es buena y si sigo acá es porque veo la acción de Dios en mi vida, en la vida de mis hermanos y en la vida de las personas que vienen y se acercan a la comunidad. No niego todo lo malo, no niego todo lo antievangélico que ha habido pero yo creo que la obra sí es algo querido por Dios”.
Es obra se concreta en el trabajo con los más jóvenes, en escuelas o Universidades o en la ayuda a los más necesitados. Por ejemplo, los consagrados sodálites de Roma como Fernando acompañan a jóvenes con los que organizan estas misiones para los más necesitados en países como Perú y Ecuador.