En esta iglesia de estilo bizantino de Roma se encuentran los restos de dos apóstoles, Felipe y Santiago el Menor, autor de una de las epístolas del Nuevo Testamento.
Originalmente estaba dedicada sólo a ellos dos, pero ahora recuerda a todos los apóstoles. Data del siglo VI y ha sido mantenida por los franciscanos desde 1463. En el siglo XIX fue restaurada y comenzaron a construir la cripta.
AGNELLO STOIA
Párroco de la basílica de los Santos Apóstoles
“Esta ciudad ha sido construida con las santas reliquias de los mártires. Roma conserva los restos de muchos santos, como Pedro, Pablo o Bartolomé, que llegó a esta ciudad más tarde. Este es el motivo por el que el deseo del emperador de traer los cuerpos de dos apóstoles era un gesto de gran importancia”.
Sin embargo, estos dos apóstoles no son los únicos mártires de esta iglesia. Hay otros tres cuerpos que fueron trasladados aquí para mantenerlos a salvo de las excavaciones que se realizaron en Roma, ya que muchos abrían las tumbas en busca de tesoros.
AGNELLO STOIA
Párroco de la basílica de los Santos Apóstoles
“Junto con los restos de estos apóstoles, tenemos las reliquias de Claudia y Eugenia, madre e hija. Eugenia es una santa venerada especialmente en Rusia. Hay muchas chicas que se llaman Eugenia en este país y muchos rusos vienen a venerar a Eugenia y su madre. Por otra parte, los ortodoxos vienen a venerar los restos y las reliquias de los mártires Daría y Crisanto”.
Sin embargo, mientras que los cuerpos de otros mártires están enterrados en nichos de los muros de la iglesia, reliquias de apóstoles como el pie de Felipe y el fémur de Santiago pueden verse bajo el altar. Se encuentran justo encima de sus tumbas y atraen a cientos de peregrinos cada año.
AGNELLO STOIA
Párroco de la basílica de los Santos Apóstoles
“Cada día entran cientos de personas en esta basílica. Muchos no vienen como turistas, sino como peregrinos para rezar ante san Felipe y Santiago, Daría y Crisanto o Eugenia y Claudia”.
La iglesia posee una riquísima historia que se remonta hasta la época de Jesús. Se trata de conocer la fe de otra manera y seguir las huellas de los primeros cristianos, quienes comenzaron el camino de la Iglesia hasta nuestros días.
