El quinto consistorio de Francisco comenzó con el saludo del Patriarca Louis Raphael Sako de Irak.
En representación de los 14 nuevos cardenales, recordó a los mártires que todavía hoy mueren por ser cristianos.
LOUIS RAPHAEL SAKO
Patriarca de la Iglesia caldea
“Por lo que a mí respecta, he notado su especial atención por las Iglesias Orientales y por el pequeño rebaño que constituyen los cristianos en Oriente Medio y Pakistán y otros países que pasan por un período difícil a causa de las guerras y del sectarismo, y donde todavía hay mártires”.
En su homilía Francisco dijo que las lógicas de poder no tienen lugar en la Iglesia de Cristo.
FRANCISCO
“Ninguno de nosotros debe sentirse superior a nadie. Ninguno de nosotros debe mirar a los demás desde lo alto. Podemos, sí. Podemos mirar así a una persona solo cuando la ayudamos a levantarse”.
El Papa recordó que en la Iglesia se crece cuando se sirve, cuando se sale de uno mismo para ayudar a los demás, cuando se es misionero. Explicó que cuando se pierde esta dimensión, la vida se encierra en una búsqueda angustiosa de los propios intereses y seguridades.
FRANCISCO
“Y así comienza a crecer el resentimiento, la tristeza y el disgusto. Poco a poco se reduce el espacio para los demás, para la comunidad eclesial, por los pobres, para escuchar la voz del Señor”.
Después uno por uno, Francisco los llamó para entregarles el anillo, la birreta y el documento que les asigna una iglesia de la Ciudad Eterna a título honorífico.
Entre los participantes en la ceremonia había personalidades de los países de origen de los nuevos cardenales. Entre ellos Evo Morales, presidente de Bolivia.
Con estos catorce nuevos miembros el Colegio de Cardenales suma un total de 226 purpurados, de los cuales 125 son electores.