La última cosa que podía imaginar el obispo boliviano Toribio Ticona Porco es que el Papa le iba a hacer cardenal. Y no sólo porque tiene 81 años y estaba jubilado.
MONS. TORIBIO TICONA PORCO
Prelado emérito de Corocoro
“De una pobreza única... He sido limpiador de botas, vendedor de periódicos, ayudante de albañil, mecánico, minero, y también alcalde municipal, he sido obispo auxiliar, prelado de Corocoro, y ahora Dios mediante, cardenal de Bolivia”.
La conferencia episcopal ha querido acompañarle a Roma para este día tan importante para todos los católicos del país.
MONS. TORIBIO TICONA PORCO
Prelado emérito de Corocoro
“Una alegría verdaderamente de compartir esta alegría con el presidente de la conferencia episcopal y con el vicepresidente. Muy contento de verdad con la unidad que nos hace, y yo quiero a mi conferencia de Bolivia y por supuesto mi trabajo tiene que ser de unidad y de común unión”.
MONS. RICARDO CENTELLAS
Presidente, Conferencia Episcopal Boliviana
“Es una experiencia única acompañar a nuestro hermano Toribio en este acto tan importante para nuestra Iglesia de Bolivia. Para la Iglesia de Bolivia es una alegría tener un cardenal”.
MONS. OSCAR APARICIO
Vice Presidente, Conferencia Episcopal Boliviana
'Alegres por este detalle lindo del Papa que nos regala un obispo también en toda esta trayectoria sobre todo de gran trabajo en las comunidades aymaras y quechuas. Es un regalo para Bolivia y para estos pueblos”.
Y como prueba de que en Roma, no se olvida de esas comunidades con las que ha trabajado, envía un mensaje en Quechua.
MONS. TORIBIO TICONA PORCO
Prelado emérito de Corocoro
“Queridos hermanos de Bolivia, estoy aquí, ya voy a volver para poder trabajar con ustedes, y quiero que ustedes me ayuden para poder cumplir mi misión de cardenal”.
Pocas horas antes de recibir la púrpura cardenalicia, el cardenal Toribio no pierde su buen humor... Y envía este mensaje a Bolivia.
MONS. TORIBIO TICONA PORCO
Prelado emérito de Corocoro
“Amigos y hermanos de Bolivia, una gran alegría de encontrarme en la ciudad santa de Roma donde los mártires Pedro y Pablo dieron su vida. Quisiera seguir su ejemplo, pero a pesar de todo eso, cuando llegará puede ser un día...”
Eso sí, desde ahora en las grandes ceremonias vestirá de púrpura para recordar que está dispuesto a entregar su sangre por el Papa.
