Emmanuel Macron y su esposa fueron recibidos en el Patio de San Dámaso por monseñor Georg Gänswein, el Prefecto de la Casa Pontificia.
Después, con la mayor de las solemnidades, el mandatario y todo su séquito se dirigieron a la sala donde esperaba el Papa Francisco.
Brigitte Macron, la esposa del presidente, se pasó todo el recorrido observando atentamente la decoración del Palacio Apostólico.
Macron se encontró con Francisco casi diez minutos más tarde del horario previsto.
“Señor presidente, sea usted bienvenido”.
“Muchas gracias”.
El Papa y el presidente francés departieron durante casi una hora. Los 57 minutos que Macron ha permanecido reunido con el Papa le convierten en el mandatario al que más tiempo ha dedicado Francisco.
Y es que sobre la mesa tenían muchos temas que tratar como el medio ambiente, una cuestión que preocupa a ambos especialmente tras la salida de Estados Unidos del acuerdo de París; la situación de las minorías religiosas en Oriente Medio; conflictos en curso como los de República Democrática del Congo o República Centroafricana; y también, por supuesto, la crisis migratoria en el Mediterráneo que está polarizando posturas de países como Italia y Francia.
A continuación llegó el turno de los saludos. El presidente presentó al Papa a su esposa, Brigitte Macron.
Después, a su ministro del Interior y a su ministro de Asuntos Exteriores, que es bretón. Macron, en un tono muy distendido, bromeó con Francisco diciendo que está rodeado de bretones.
“Hay bretones por todas partes. Los bretones son la mafia francesa”.
El presidente francés invitó a este encuentro con el Papa a representantes de organizaciones que trabajan por los más desfavorecidos. Por ejemplo, a la presidenta de Cáritas Francia que entregó a Francisco un informe de actividades.
En el intercambio de regalos el mandatario francés entregó a Francisco un ejemplar de 1949 de la obra de Bernanos “Diario de un cura rural”, un regalo que agradó mucho al Papa.
Francisco, por su parte, obsequió a Macron con un grabado que muestra a San Martín de Tours compartiendo su capa con un pobre. También le entregó los documentos principales de su pontificado incluyendo su exhortación sobre la santidad, cuyo núcleo explicó a Macron en francés.
“La clase media de la santidad”.
Después de las fotos de rigor, el Papa le entregó un último obsequio, su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz.
Y aunque se habían saludado de forma muy discreta y protocolaria, la despedida fue bastante más cálida. El Papa hizo a Macron su habitual petición.
“Muchas gracias. Que el Señor le bendiga. Rece por mí”.
Y un emocionado presidente Macron estrechó las manos de Francisco y se despidió de él con dos besos.