Ni durante el fin de semana el Papa deja de dar sorpresas. Francisco se presentó en la tarde del domingo en la sede de la Fundación “Durante y después de nosotros” y la Cooperativa OSA, en las afueras de Roma, donde se atiende a personas con discapacidad grave.
“Qué regalo que nos hace”.
Allí se encontraban 200 internos del centro. Entre ellos, este niño llamado Pedro, que no tuvo ningún reparo en acercarse al Papa para abrazarlo.
Y no fue el único, también durante el discurso algunos se levantaron de sus sillas para saludar de la manera más genuina y espontánea al Papa.
“¿Cómo te llamas?”.
“Antonio”.
El Papa conoció un nuevo proyecto que ayudará a mejorar la vida y autonomía de las personas del centro. Además, fue colmado de regalos.
“Este es el libro que hemos hecho de la clase, ábralo que dentro están todos nuestros pensamientos.”
Antes de marcharse el Papa bendijo a esta mujer embarazada, que no pudo contener las lágrimas de la emoción.
Otro de los tantos gestos que hacen de Francisco un papa único, empático y cercano con quienes más lo necesitan.
