El Papa mantuvo este encuentro con los miembros de la Asamblea Plenaria de la ROACO, la Reunión de las Obras para la Ayuda a las Iglesias Orientales.
Desde hace 50 años este organismo concentra los esfuerzos de distintas organizaciones, de varios países del mundo, que prestan ayuda a los cristianos orientales. Lo hacen construyendo casas, parroquias, centros sanitarios o proporcionando becas para el estudio. Todo con el fin de que los cristianos no se vean obligados a abandonar su tierra.
Francisco agradeció su trabajo y les pidió que sigan ayudando a las Iglesias Orientales, cuyos miembros testimonian que vale la pena vivir y sufrir por el Evangelio, aunque sean minoría o estén perseguidos.
También deseó que aquellos que deben emigrar sean bien acogidos en los países donde intentan empezar una nueva vida.