Este coro puso la música a la llegada del Papa al Palacio de Exposiciones de Ginebra donde Francisco presidió una misa para la comunidad católica suiza.
El Papa Francisco celebró la Eucaristía en francés, uno de los idiomas oficiales del país.
Aunque pronunció su homilía en italiano. La centró en tres palabras: Padre, pan y perdón.
El Papa explicó que Dios es el Padre de todos los hombres que forman una única familia humana y que, por eso, el destino del prójimo no puede sernos indiferente.
FRANCISCO
“Estamos llamados a actuar como hermanos, como buenos custodios de nuestra familia, y a esforzarnos para que no haya indiferencia hacia el hermano, hacia ningún hermano: ni hacia el niño que todavía no ha nacido ni hacia el anciano que ya no tiene voz, como tampoco hacia el conocido que no logramos perdonar ni hacia el pobre descartado”.
En cuanto al pan, Francisco, con dureza criticó que haya personas en el mundo a las que se les impide acceder a los alimentos.
FRANCISCO
“Por eso digo: ¡Ay de quien especula con el pan! El alimento básico para la vida cotidiana de los pueblos debe ser accesible a todos”.
Al mismo tiempo, también habló de lo opuesto, el exceso. Sobre todo, el exceso de cosas que llenan la vida pero vacían el corazón. Por eso, abogó por un estilo de vida más sencillo.
FRANCISCO
“Elijamos la sencillez del pan para volver a encontrar la valentía del silencio y de la oración, fermentos de una vida verdaderamente humana. Elijamos a las personas antes que a las cosas, para que surjan relaciones personales, no virtuales”.
Quien es el verdadero pan es Cristo, insistió Francisco, que no debe ser un añadido en la vida sino la primera elección.
FRANCISCO
“Él es el alimento primordial para vivir bien. Sin embargo, a veces lo reducimos a una guarnición”.
Por último, el Papa invitó a cada persona a examinar su interior e insistió en la fuerza renovadora del perdón.
FRANCISCO
“No hay mayor novedad que el perdón, que cambia el mal en bien”.
Un perdón que también ha cambiado la relación entre las distintas confesiones cristianas como recordó el Papa al final de esta ceremonia.