Más de diez mil personas se echaron a la calle de Ostia, una pequeña localidad cerca de Roma, por la solemnidad del Corpus Christi. Francisco presidió la misa en la explanada de la parroquia de Santa Mónica.
Eran poco más de las seis de la tarde y el Papa lanzó un mensaje importante contra la mafia que domina el litoral romano.
FRANCISCO
“Jesús desea que sean derribados los muros de la indiferencia y del silencio cómplice, arrancadas las rejas de los abusos y las intimidaciones, abiertas las vías de la justicia, del decoro y la legalidad”.
Haciendo referencia a la Última Cena, el Papa Francisco pidió a los cristianos que, como hicieron los discípulos de Jesús, hoy también preparen un lugar y un alimento para los más necesitados.
FRANCISCO
“Como los discípulos le preguntamos: 'Señor, ¿dónde quieres que vayamos a preparar?'. Dónde: Jesús no prefiere lugares exclusivos y excluyentes. Busca espacios que no han sido alcanzados por el amor, ni tocados por la esperanza. A esos lugares incómodos desea ir y nos pide a nosotros realizar para él los preparativos”. (...) “Todos conocemos a personas solas, que sufren y que están necesitadas: son sagrarios abandonados”.
Tras la misa tuvo lugar la procesión por la calles de Ostia hasta la parroquia de Nuestra Señora de Buenos Aires, donde el Papa impartió la bendición eucarística.
Es la primera vez que el Papa Francisco celebra el Corpus Christi fuera de Roma, y la segunda vez que Ostia recibe a un Papa en esta solemnidad, ya que Pablo VI hizo lo mismo hace 50 años.