A orillas del Mediterráneo se erigió una ciudad faraónica, una obra de ingeniería adelantada a su tiempo que convirtió Palestina en el centro del imperio romano oriental. Solo Roma superaba a Cesarea Marítima.
Hasta entonces, lo único que había en este lugar era un pequeño puerto fenicio que Herodes el Grande transformó en una ciudad con más de 125.000 habitantes.
DINA SHAKED
Guía turística
“Herodes recibió este lugar de Cesar Augusto y en homenaje a él lo llamó Cesarea. Fue edificado en el año 22 A.C. e incluyó un puerto muy importante. Era lo más destacado del lugar porque era un puerto dentro del agua, algo totalmente nuevo para aquel tiempo”.
Poco después la ciudad se convirtió en la capital civil y militar de la provincia romana de Judea. También en la residencia del prefecto romano y fue, por tanto, la casa de Poncio Pilato. Estos restos certifican que Cesarea fue su hogar. Cada año por Pascua, el gobernador se desplazaba a Jerusalén. Fue entonces cuando Pilato conoció a Cristo y lo sentenció.
DINA SHAKED
Guía turística
“En Cesarea encontraron un trozo de piedra con el nombre de Pilato inscrito lo que indica que Pilato vivió aquí. Es una evidencia. Hay otras cosas de aquí que tienen que ver con la Biblia. Cornelio, el centurión que fue a Yafo y se encontró con San Pedro y fue el primer pagano que fue convertido, salió de Cesarea. También Paulo fue encarcelado aquí en Cesarea”.
La primera iglesia en Cesarea fue construida por San Pedro, edificada tras bautizar a Cornelio. Además San Pablo pasó dos años encarcelado dentro del palacio de Herodes. Después fue llevado a Roma. Hay gran cantidad de referencias bíblicas a Cesarea Marítima, un lugar al que hoy en día también acuden muchas peregrinaciones cristianas tras las huellas de los primeros años de la fe.
La ciudad cayó en desgracia en siglos posteriores. Se cree que pudo verse afectada por varios terremotos que habrían dañado seriamente el puerto y, como consecuencia, el comercio provocando la lenta decadencia de lo que fue una floreciente ciudad moderna en pleno siglo I.