Durante la solemne Misa de Pentecostés el Papa habló de la capacidad renovadora del Espíritu Santo.
Dijo que si los cosméticos intentan rejuvenecer el cuerpo, el Espíritu Santo rejuvenece el corazón.
FRANCISCO
“La juventud, a pesar de todos los intentos de prolongarla, antes o después pasa. Es el Espíritu Santo quien previene el único envejecimiento malsano, el interior”.
Explicó que el Espíritu Santo sacude el miedo de los corazones heridos y cansados y les da energías renovadas. Su presencia puede asustar porque saca al cristiano de la cómoda quietud infecunda para ponerla en movimiento. Dijo que es como el bebé que llega a una familia.
FRANCISCO
“Te cambia los horarios, hace perder el sueño, pero trae una alegría que renueva la vida, empujándola adelante, dilatándola en el amor. El Espíritu trae un 'sabor de infancia' a la Iglesia”.
El Papa comentó una parte del Evangelio en la que se menciona Gaza. Francisco dejó escapar un lamento por la difícil situación de Tierra Santa.
FRANCISCO
“El Espíritu lo empuja a una calle desierta, de Jerusalén a Gaza, cómo duele, hoy este nombre. Que el Espíritu cambie los corazones y el rumbo de los acontecimientos y lleve la paz a Tierra Santa”.
Esta es la ceremonia con la que se culmina el tiempo de Pascua. Al terminar el Papa se dirigió a los apartamentos pontificios para rezar el Regina Coeli con los peregrinos presentes en la plaza.