En su homilía en Casa Santa Marta, el Papa explicó que hay una unidad auténtica y otra que es falsa que consiste en hablar mal del prójimo, en hacer daño y en dividir.
FRANCISCO
“Cuando dos o tres comienzan a criticar a otro. Y comienzan a hablar mal de aquel… Y hacen una unidad falsa para condenarlo; se sienten seguros y lo condenan. Lo condenan mentalmente, como actitud; después se separan y hablan mal, uno contra el otro, porque están divididos. Por esta razón la crítica es una actitud asesina, porque mata, elimina a la gente, arruina la ‘fama’ de la gente”.
Por último, Francisco aclaró que la auténtica unidad es aquella que conduce a Jesús y pidió a los cristianos que avancen hacia ella.
EXTRACTOS DE LA HOMILÍA DEL PAPA
(Fuente: Vatican Media)
“Esta instrumentalización del pueblo es también un desprecio del pueblo, porque lo convierte de pueblo en masa. Es un elemento que se repite tanto, desde los primeros tiempos hasta ahora. Pensemos en esto. El Domingo de Ramos es: Todos los aclaman, ‘Bendito eres tú, que vienes en nombre del Señor’. Al viernes siguiente, la misma gente grita: ‘Crucifícalo’. ¿Qué cosa ha sucedido? Le han lavado el cerebro y le han cambiado las cosas. Y han convertido al pueblo en masa, que destruye”. “Y también, en una medida más reducida, sucede lo mismo en nuestras comunidades parroquiales por ejemplo, cuando dos o tres comienzan a criticar a otro. Y comienzan a hablar mal de aquel… Y hacen una unidad falsa para condenarlo; se sienten seguros y lo condenan. Lo condenan mentalmente, como actitud; después se separan y hablan mal, uno contra el otro, porque están divididos. Por esta razón la cháchara es una actitud asesina, porque mata, elimina a la gente, arruina la ‘fama’ de la gente”. “Pensemos en la gran vocación a la que estamos llamados: la unidad con Jesús, el Padre. Y por este camino debemos ir, hombres y mujeres que se unen y que siempre tratan de ir adelante por el camino de la unidad. Y no las unidades ficticias, que no tienen sustancia, y que sólo sirven para dar un paso más y condenar a la gente, y llevar adelante intereses que no son los nuestros: intereses del príncipe de este mundo, que es la destrucción. Que el Señor nos dé la gracia de caminar siempre por el camino de la verdadera unidad”.