Entre el lunes y el jueves, el Papa se reunirá en el Vaticano con los obispos chilenos. Afrontará con ellos la crisis desatada por cómo afrontaron las denuncias por los abusos del sacerdote Fernando Karadima y el nombramiento del obispo Juan Barros. Les convocó después de reconocer que había cometido “graves equivocaciones de valoración y percepción de la situación, especialmente por falta de información veraz y equilibrada”.
El Papa pidió a los obispos que vinieran a Roma tras examinar la investigación de 2.300 páginas preparada por su enviado especial a Chile, el arzobispo Charles Scicluna.
Durante la reunión, el Papa expondrá los resultados a 31 de los 32 obispos activos que hay en Chile. No asistirán ni el cardenal Francisco Javier Errázuriz ni la mayoría de los 19 obispos jubilados. Tampoco está claro si asistirá monseñor Barros, que en el pasado fue estrecho colaborador de Fernando Karadima y al que algunas víctimas acusan de encubrimiento.
A fines de abril, el Papa se reunió en el Vaticano con tres hombres abusados por Fernando Karadima y se disculpó personalmente con ellos por la tibia respuesta de los obispos.
Esta reunión es quizá la más importante que ha convocado Francisco para afrontar los abusos. Benedicto XVI hizo una similar con los obispos de Irlanda, y Juan Pablo II con un grupo que representaba a los de EE.UU.