El Papa Francisco visitó la parroquia del Santísimo Sacramento de Roma donde fue recibido con una enorme emoción, tanta que nadie quería perder su oportunidad de tener una foto con él.
Respondió a las preguntas de cuatro personas, algunas sobre la importancia de la transmisión de la fe en familia.
FRANCISCO
“Tengo una costumbre. Cuando confieso a un padre, a una madre que tiene hijos pequeños, y también grandes, pero pequeños sobre todo, les pregunto si juegan con ellos. Los valores se transmiten jugando. ¿Tienes tiempo de tirarte al suelo y hacer algo con tu hijo, con tu hija? Esto es grande. No se puede perder. Saber perder tiempo con tus hijos. Este es el dialecto del amor que transmite todos los valores de la fe”.
Con un Avemaría puso fin a este primer encuentro con los parroquianos antes de inaugurar la Casa de la Alegría. Se trata de un centro para personas enfermas o con una discapacidad. Una iniciativa muy del agrado del Papa.
FRANCISCO
“He estado allí. La llaman la “Casa de la Alegría” pero bien podría llamarse “la casa del amor”. Porque esta parroquia se ocupa de muchos que necesitan ser cuidados, estar tutelados. Esto es amor”.
A las cinco y media de la tarde comenzó la misa. El Papa siguió reflexionando sobre el tema del amor y en concreto sobre el amor en familia.
FRANCISCO
“El amor es hacerse cargo de los demás. El amor no es tocar los violines, el romanticismo. El amor es trabajo. ¿Cuantas de vosotras sois madres? Pensad en cuando vuestros hijos eran pequeños, ¿cómo amabais a vuestros hijos? Con trabajo. El amor es siempre trabajo por los demás, porque el amor se ve en las obras no en las palabras”.
Al terminar su homilía, el Papa impartió el sacramento de la confirmación a Maya, una niña de 12 años con una enfermedad genética. También a su madre, Paola, y entonces toda la parroquia aplaudió.
Y antes de marcharse, le entregaron como regalo esta imagen de la Virgen del Perdón a la que son muy devotos en esta parroquia romana.
