La visita a Alessano no fue un simple gesto para homenajear a un obispo muy querido por la gente, Tonino Bello. Fue un balcón desde donde pregonar la paz.
El Papa llegó puntual al lugar donde está enterrado y rezó con devoción ante su tumba. Alessano fue el lugar que lo vio nacer y donde quiso ser enterrado tras su muerte.
El Papa desencadenó una gran ovación cuando dijo que don Tonino quiso permanecer 'plantado' en su tierra: una tierra pequeña y pobre. Muy del estilo de don Tonino. Muy del estilo de Cristo.
FRANCISCO
“Una Iglesia que lleva en el corazón a los pobres permanece sintonizada con el canal de Dios, no pierde nunca la frecuencia del Evangelio y siente el deber de volver a lo esencial para profesar con coherencia que el Señor es el único bien”.
Don Tonino falleció hace 25 años pero su memoria está muy viva y su recuerdo como sembrador de paz está profundamente enraizado en la conciencia local.
FRANCISCO
“Actuaba localmente para sembrar la plaz globalmente, con la convicción de que la mejor manera para prevenir la violencia y cualquier género de guerra es hacerse cargo de los necesitados y promover la justicia. De hecho, si la guerra genera pobreza, también la pobreza genera guerra”.
Esta región italiana es el último pedazo de tierra europeo antes de África: es el balcón desde donde se puede contemplar el sur del mundo. Un lugar azotado y desangrado por las guerras.
FRANCISCO
“Sois una 'ventana abierta, desde donde se observan todas las pobrezas de la historia' pero sobre todo sois una ventana de esperanza para que el Mediterráneo, histórica cuna de civilización, no sea nunca un arco de guerra tenso, sino un arca de paz acogedora”.
Alessano aplaudió con fuerza las palabras del Papa quien antes de marcharse a Molfetta saludó uno por uno, sin prisas, a los enfermos presentes.
