En su nuevo documento sobre la santidad cotidiana el Papa señala los peligros que amenazan alcanzar ese objetivo.
Advierte contra el consumismo frenético que impide escuchar a Dios en la vida diaria:
“Las constantes novedades de los recursos tecnológicos, el atractivo de los viajes, las innumerables ofertas para el consumo, a veces no dejan espacios vacíos donde resuene la voz de Dios”. “Allí no reina la alegría sino la insatisfacción de quien no sabe para qué vive”.
En esa línea critica el “consumo hedonista” que termina “convirtiéndonos en pobres insatisfechos que quieren tenerlo todo y probarlo todo”.
Por otro lado dice que hay que estar atentos con una “espiritualidad sin encuentro con Dios” que reduce a la Iglesia a una ONG.
A los practicantes les recuerda también el peligro de creerse superiores a las demás personas por vivir un tipo de estilo católico.
El Papa recuerda que la lucha por la santidad “tampoco se reduce a una lucha contra la propia fragilidad”. “Es también una lucha constante contra el diablo”. Dice que no es un mito sino una realidad.
La carta fue firmada el 19 de marzo, cuando se cumplían cinco años del inicio oficial de su pontificado.