¿QUÉ ES?
Se trata de una “Exhortación Apostólica”, un tipo de documento magisterial que a diferencia de las encíclicas se dirige especialmente a los católicos.
Se titula “Alegraos y regocijaos”, o con su título en latín “Gaudete et Exultate”. Trata sobre la llamada a la santidad en el mundo actual.
Es el quinto gran documento del Papa Francisco.
¿CUÁLES SON LAS NOVEDADES?
La gran novedad es el tema: recordar que los católicos pueden y deben aspirar a ser santos.
El Papa explica que quiere “hacer resonar una vez más el llamado a la santidad, procurando encarnarlo en el contexto actual, con sus riesgos, desafíos y oportunidades”.
Con este documento Francisco recoge toda la tradición de nuevas instituciones que surgieron en el siglo XX y que reconoció el Concilio Vaticano II, y da un paso más explicando cómo vivir la propuesta cristiana en el contexto actual.
Dice que “para ser santos no es necesario ser obispos, sacerdotes, religiosas o religiosos. Todos estamos llamados a ser santos, viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra”.
Recuerda que cada uno tiene su propio “camino de santidad” para sacar a la luz lo mejor de sí, y no hay que desgastarse intentando imitar algo que ha sido pensado para otros.
EJEMPLOS DE SANTIDAD
Francisco propone mirar a “los santos de la puerta de al lado”.
Por ejemplo, “los padres y madres que crían con tanto amor a sus hijos, hombres y mujeres que trabajan para llevar el pan a su casa, enfermos, religiosas ancianas que siguen sonriendo”.
O la señora que no habla mal de las amigas; escucha con paciencia y cariño a los hijos; reza ante los problemas; y trata con afecto a los pobres.
EL CAMINO DE LA SANTIDAD
El Papa dice que la vía de la santidad son las Bienaventuranzas y el protocolo sobre el cual seremos juzgados según San Mateo: «Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme».
Recuerda que las persecuciones no son una realidad del pasado, como ocurre con “las burlas que intentan desfigurar nuestra fe y hacernos pasar como seres ridículos”.
Avisa del peligro de quedarse con las exigencias del Evangelio sin vivir una relación personal con Dios, y “convertir el cristianismo en una especie de ONG”; como también de “sospechar del compromiso social de los demás, considerándolo algo superficial, mundano, secularista, comunista, populista (…) como si solo interesara una determinada ética o defender una causa”.
ESTILO DE VIDA DE LOS CATÓLICOS
El Papa cierra el documento proponiendo cinco manifestaciones del amor a Dios y al prójimo. Se trata de: Aguante, paciencia y mansedumbre.
Por ejemplo, lamenta que los cristianos usen violencia verbal en Internet o que en medios se difame y se calumnie.
Alegría y sentido del humor
Audacia y fervor
Contar con los demás (En comunidad)
En oración constante
EL ENEMIGO
En el último capítulo recuerda explícitamente que el diablo existe y que es algo más que un mito.
“No pensemos que es un mito, una representación, un símbolo, una figura o una idea. Ese engaño nos lleva a bajar los brazos, a descuidarnos y a quedar más expuestos. Él no necesita poseernos. Nos envenena con el odio, con la tristeza, con la envidia, con los vicios. Y así, mientras nosotros bajamos la guardia, él aprovecha para destruir nuestra vida, nuestras familias y nuestras comunidades, porque «como león rugiente, ronda buscando a quien devorar»”.
Concluye recordando que con la santidad “está en juego el sentido de mi vida ante Dios que me conoce y me ama, el verdadero para qué de mi existencia que nadie conoce mejor que él”.