En las grutas vaticanas, junto a papas y reyes está el sepulcro de un arzobispo de la antigua Checoslovaquia. Pero dentro de pocas semanas, el sepulcro estará de nuevo vacío.
Josef Beran fue nombrado arzobispo de Praga en 1946 y cardenal en 1965. Falleció en Roma en 1969 y fue enterrado en el Vaticano. Cuando iniciaron su proceso de canonización descubrieron que deseaba que su tumba estuviera en Praga.
Gracias a la colaboración de las autoridades civiles checas y el Vaticano, ahora se podrá cumplir esa última voluntad. El embajador ante la Santa Sede, Pavel Vosalik, cree que es un gesto muy importante ya que fue un ejemplo para su país.
PAVEL VOSALIK
Embajador República Checa ante el Vaticano
“Esta es una historia de héroes, quizá su historia no será usada para una gran película de Hollywood, pero la heroicidad de personas como él residía en su lealtad, en su fe inquebrantable y en su sacrificio personal por aquello que sentían o consideraban que era más grande que ellos mismos”.
El camino del cardenal Josef Beran hasta la Ciudad Eterna no fue fácil. Primero los nazis lo llevaron a Dachau; y cuando salió, en 1948, comenzaron de nuevo sus problemas con la llegada del régimen comunista a Checoslovaquia.
Cuando Josef Beran comenzó a denunciar la represión del gobierno contra la Iglesia, intentaron silenciarlo con arrestos domiciliarios y cárcel. El arzobispo presentó su dimisión al Papa más de una vez, pero Roma no las aceptó.
Después de 20 años de opresión, Pablo VI lo invitó a Roma a mediados de los 60. Fue nombrado cardenal y participó en el Concilio Vaticano II. Como parte de un acuerdo, no regresó a su país y en 1969 falleció en la Ciudad Eterna.
Según el embajador, la decisión de Pablo VI de enterrar al cardenal en la basílica de San Pedro escondía un mensaje.
PAVEL VOSALIK
Embajador República Checa ante el Vaticano
“Fue una bofetada al régimen checo. Les dijo: 'No lo queréis en casa, le haré sitio entre los papas'. El respeto que demostró Pablo VI se refería a Josef Beran”.
Dado el enorme honor de estar enterrado junto a los papas, algunos en su país piensan que no deberían trasladar sus restos. Pero el embajador considera que tienen una obligación más importante.
PAVEL VOSALIK
Embajador República Checa ante el Vaticano
'Creo que si de verdad respetamos al cardenal Beran, solo hay una manera de respetar sus última voluntad: él dijo que quería volver a casa. Nosotros no debemos decir si estaba equivocado o no. Nuestro deber es honorar su deseo y cumplir lo que él quería”.
Como Josef Beran sufrió la opresión y luego tuvo que exiliarse, los jóvenes no conocieron su historia. El embajador espera que el traslado de sus restos ayude a concienciar y dejar huella en su país.
PAVEL VOSALIK
Embajador República Checa ante el Vaticano
“Quizá su regreso traiga algo nuevo, una idea nueva que sirva para conmemorar y recordar los valores que defendía el cardenal Beran, a los que fue leal hasta el último minuto de su vida”.
En abril los restos del cardenal serán trasladados a la catedral de Praga. Llegarán a tiempo para la fiesta de otro antiguo arzobispo de la ciudad, San Adalberto. Este año, Josef Beran podrá celebrar su 130 cumpleaños en el lugar donde él quiso estar.