En el ángelus del domingo, el Papa reflexionó sobre el episodio del Evangelio en el que Jesús expulsó a los mercaderes del templo. Dijo que también hoy algunos caen en la tentación de hacer negocios con las buenas obras o incluso con la fe.
FRANCISCO “Es común, de hecho, la tentación de aprovecharse de actividades buenas, a veces necesarias, para cultivar intereses privados, incluso ilícitos. Es un peligro grave, especialmente cuando instrumentaliza a Dios mismo y el culto que se le debe, o el servicio a las personas”.
En la plaza había muchos jóvenes que se preparan para recibir la confirmación. El Papa les dio este consejo.
FRANCISCO “...os animo, -¡os animo!- a testimoniar con alegría el Evangelio, especialmente entre los que tienen vuestra edad”.
Y como cada domingo, el Papa se despidió deseando a los peregrinos un buen domingo y un buen almuerzo.