Es paradójico pero en la sociedad de las redes sociales estamos cada vez más solos. En Occidente es una epidemia. Y si a la soledad se le suma el dolor de una enfermedad incurable y una edad avanzada el drama se puede volver muy duro.
En países como Bélgica este ha sido el pretexto para legalizar la eutanasia, rechazada de pleno por otros sectores además de la Iglesia. De hecho el Vaticano apuesta por otra vía: la de eliminar la soledad e invertir en cuidados paliativos. Por eso convocó a 400 expertos mundiales de 38 países; para intercambiar experiencias y reforzar esta propuesta a nivel internacional.
MONS. VINCENZO PAGLIA
Presidente, Pontificia Academia para la Vida
“La globalización es muy tecnológica pero poco humana. Por eso yo creo que es indispensable que se eduque sobre las edades de la vida, sus problemas, lo indispensables que son las relaciones humanas”.
EDUARDO BRUERA
MD Anderson Cancer Center (EE.UU.)
“El 100% de las personas que estamos aquí van a morir. La mayor parte de nosotros moriremos por enfermedades degenerativas que generarán un gran sufrimiento y tensión física, emocional a nuestras familias. En los últimos 70 y 80 años la medicina se ha enfocado en curar estas enfermedades: nuestros hospitales, nuestros sistemas sanitarios, nuestras universidades están organizadas en torno a las enfermedades pero no en cómo remediar el sufrimiento de esas enfermedades”.
Eduardo Bruera, de la Universidad de Texas, es oncólogo. Es uno de los expertos que han viajado al Vaticano. Se ha especializado en cuidados paliativos y recuerda también que en realidad son muy pocos quienes piden la eutanasia.
EDUARDO BRUERA
MD Anderson Cancer Center (EE.UU.)
“Hicimos una investigación en la que preguntamos a un porcentaje de la población lo siguiente: si usted tuviera dolor y cansancio; si no tuviera trabajo, si no pudiera ir en coche ni ir a ver el partido de fútbol; si no pudiera hacer todas las cosas que hace habitualmente... ¿usted querría vivir? El 60, 65% de la gente dijo que no. En cambio, cuando le preguntamos lo mismo a los enfermos, a los enfermos graves, respondieron “No” solo el 3%. Estos enfermos dos años antes estaban en el restaurante donde hicimos la investigación. Esto quiere decir que tenemos la capacidad de ver las cosas de una forma distinta cuando estamos enfermos”.
Ante el drama del dolor el presidente de la Pontificia Academia para la Vida propone educar y reforzar el entorno social de las personas para evitar el derrumbe psicológico que produce la soledad.
Y no es que ejemplos le falten. Uno lo tienen muy cerca. En Cerdeña, por ejemplo, visitada por el Papa en 2013, hay un pueblo considerado de los más longevos del mundo por un motivo: las relaciones sociales. Sólidas y duraderas. Al contrario que en las grandes ciudades.