El Papa llegó sobre las 4 de la tarde por sorpresa a Casa di Leda, un centro a las afueras de Roma donde viven 5 mujeres en régimen de semi-libertad con sus hijos menores.
Se trata de una casa confiscada a una organización criminal y que se ha transformado en un hogar para estas mujeres detenidas con sus hijos pequeños. De esta forma, se evita que madres e hijos vivan en prisión y se les proporciona un entorno más humano.
El Papa ha hablado con las madres, con los niños y con el personal del hogar y antes de marcharse ha regalado a los pequeños unos enormes huevos de Pascua.