Se cumplen cinco años de la renuncia de Benedicto XVI y con el tiempo se van conociendo más detalles del aquel día. En el Colegio cardenalicio cada uno reaccionó a la noticia de una manera distinta. En el caso del cardenal Darío Castrillón Hoyos, acababa de volver de Tierra Santa.
CARD. DARÍO CASTRILLÓN HOYOS
“La enorme sorpresa fue cuando comenzó a hablar el Papa, con el modo en el que él lo hace siempre. Después, comenzó a hablar del inmediato y el inmediato futuro era su renuncia, entonces yo miré a los cardenales y pensé: “Será que no entienden lo que está diciendo. El Papa está hablando de que va a renunciar, pero lo estaba haciendo en latín.”
Darío Castrillón y Joseph Ratzinger eran amigos desde hacía mucho tiempo. Coincidieron en reuniones, en el Concilio Vaticano II e incluso viajaron juntos a Colombia. Hoy en día quedan de vez en cuando para charlar y pasear en los Jardines del Vaticano.
CARD. DARÍO CASTRILLÓN HOYOS
“Yo he tenido la alegría de algunas veces encontrarlo en los jardines y da gusto, como siempre, oír al Papa Ratzinger, como le decimos”.
“Sí que se ve la salud mental que está muy bien”.
Hacía 598 años desde que un papa renunciara al Pontificado. Asegura que cuando Benedicto comunicó su renuncia, la decisión del Colegio cardenalicio fue unánime: solamente había espacio para un Papa.
Explica que su decisión no puede ser vista como un fracaso sino como un aporte a la Iglesia Católica. Una decisión responsable.
CARD. DARÍO CASTRILLÓN HOYOS
“En el caso de él, la renuncia fue un aporte. No era un hombre que fracasa, sino un hombre que entrega. Entrega un tesoro porque él en ese momento considera que ese tesoro hay que mantenerlo y hay que mantenerlo vivo. Fue una cosa, una sopresa muy grande, pero conociéndolo como estudiante, conociendo lo que ocurrió cuando lo nombraron obispo”.
Pero... ¿cuáles fueron los motivos de la renuncia de Benedicto? El cardenal asegura que Joseph Ratzinger se sentía abrumado porque sabía que ya no estaba preparado para responder con velocidad a las exigencias de la Iglesia.
CARD. DARIO CASTRILLÓN HOYOS
“Él no iba a tener tiempo de estudiar porque estaba recibiendo a gente a toda hora. Él tenía que dar respuestas inmediatas porque llegaba un grupo y ese grupo exigía, mientras que él como profesor siempre preparaba bien y preparaba con notas teológicas, históricas, bíblicas, desde lo Antiguo, hasta lo nuevo. Al no poder hacer eso y continuamente, esto lo... destruyó digámoslo así.”
Con sus palabras, salta a la vista la profunda admiración del cardenal Darío Castrillón por Benedicto. Un hombre que a sus 90 años todavía se dedica a su pasión: el estudio teológico. Un hombre que demostró que renunciar no significa abandonar, sino actuar con responsabilidad.