La lluvia no apagó el entusiasmo de quienes recibieron al Papa en la parroquia de San Gelasio. Le esperaban llenos de ilusión. Tanto jóvenes como ancianos.
Los niños entregaron unos regalos al Papa: cartas, una visera. También una muy decidida representante dedicó unas cálidas palabras de acogida...
“Hola Papa Francisco. Te estábamos esperando con alegría y estamos muy contentos de que estés aquí”.
Aunque no supo cómo terminar...
“Vamos a catequesis para conocer mejor a Jesús y a aprender de su ejemplo...”.
“Gracias, gracias. Lo has hecho muy bien”.
Francisco dedicó palabras de agradecimiento a los jóvenes y aprovechando que el tiempo no era bueno les transmitió este mensaje.
FRANCISCO
“Escuchad esto: la vida se parece un poco a esta tarde. Porque a veces hay sol pero a veces vienen las nubes, la lluvia y el mal tiempo. Sabed que en la vida hay momentos bonitos y momentos malos. ¿Qué debe hacer un cristiano? Ir adelante con valentía, tanto en momentos buenos como en momentos malos”.
Después entró en los locales parroquiales donde saludó a enfermos y ancianos como este matrimonio. Llevan 60 años casados. A los ancianos les dijo que son los brazos de la Iglesia y que no pierdan el contacto con los jóvenes porque necesitan de su sabiduría.
Durante su Misa en la parroquia de San Gelasio el Papa comentó el pasaje de la Transfiguración del Señor.
Recordó que Cristo quiso que los apóstoles lo vieran en toda su gloria para que no perdieran la esperanza tras la Pasión.
FRANCISCO
“Es este el mensaje: (Jesús) siempre nos prepara. Nos da la fuerza para continuar caminando en los momentos de prueba y vencer con su fuerza. Jesùs no nos deja solos en las pruebas de la vida. Siempre nos prepara”.
También sugirió tener muy presente que las dificultades de la vida, grandes o pequeñas esconden un mensaje importante. Un mensaje que cada uno debe descubrir.
FRANCISCO
“En la vida cotidiana tendremos problemas o tendremos que resolver muchas cosas. Preguntémonos esto: ¿qué me dice hoy Jesús? E intentar escuchar la voz de Jesús, buscar dentro la inspiración. Y así seguimos el consejo del Padre: este es mi Hijo, el amado, escuchadlo”.
Precisamente esta ha sido una parroquia marcada por el dolor. Hace dos años Giulia, una de las niñas que venía a la catequesis, murió durante un terremoto y protegió con su cuerpo a su hermana, salvándole la vida.