Regresa a Roma la Madonna Esterhazy, un Rafael de príncipes y emperatrices

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25/02/2018
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Durante unos meses, en las paredes del palacio Barberini de Roma colgará “La Madonna Esterhazy”, la tabla que Rafael pintó en 1508, con sólo 25 años. 

Es una de las obras clave de la pintura renacentista y marca el cambio del periodo florentino del autor, al romano, cuando lo convocaron para decorar las estancias de los apartamentos papales.

CINZIA AMMANNATO
Comisaria de la exposición

“La influencia de este cuadro sobre el ambiente romano se percibirá en las sucesivas obras de Rafael en la Corte pontificia”.

Rafael transmitió una sensación de íntima cotidianidad con el dulce gesto de la Madonna Esterhazy. 

Un gesto que contrasta con el magnífico escenario de la campiña toscana, en el que incluyó unas ruinas romanas para marcar su nueva vida artística. 

CINZIA AMMANNATO
Comisaria de la exposición

“La romanidad se expresa en la escena del fondo con los vestigios romanos. Se ven claramente el templo de Vespasiano y la Torre dei Conti en el Foro romano”.

La obra tiene su historia. Se la regaló el Papa Clemente XI a la emperatriz Isabel de Brunswick tras su conversión al catolicismo. 

Años después, los Habsburgo la regalaron a la familia Esterhazy, grandes mecenas. En el siglo XIX, sus sucesores la donaron al Estado húngaro.

Ahora, se expondrá en Roma hasta el 8 de abril. 

FLAMINIA GENNARI SANTORI
Directora, Galería Nacional de Arte Antiguo de Roma

“Este cuadro se ha visto rara vez en Italia es un préstamo extraordinario que hemos obtenido del Museo Nacional de Budapest. Se trata de un acuerdo de intercambio, nosotros les prestaremos otras obras importantes”.

La obra fue robada en 1983 y pocas semanas más tarde se encontró en un monasterio de Grecia. Ahora regresa a Roma, la ciudad donde su autor la terminó.

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