Pontificia Universidad Gregoriana pone en marcha un máster en prevención de abusos sexuales

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La Pontificia Universidad Gregoriana de Roma comenzará en octubre un máster sobre prevención de abusos sexuales a menores. Su duración es de dos años. Es una extensión del diploma que ya habían puesto en marcha y pretende ofrecer más herramientas sobre cómo detectar y prevenir abusos y cómo atender a las víctimas.

KARLIJN DEMASURE
Directora Ejecutiva, Centre for Child Protection

“Hablamos sobre abusos sexuales en general, no solo en la Iglesia, aunque, lógicamente, el ámbito de la Iglesia estará muy presente. Es importante saber que el contexto de los abusos es distinto en cada continente. Por ejemplo, en África hay que considerar la realidad de los abusos dentro de los propios matrimonios. Muchas mujeres son obligadas a casarse cuando todavía son niñas”.

Los estudiantes del máster estudiarán a fondo las causas y las consecuencias de los abusos en diversos contextos. Los alumnos inscritos son casi una veintena.

LIN RU-CHUAN
Estudiante (Taiwán)

“Para mí fue un shock. No había profundizado mucho en el tema de abusos y lo que aprendí al principio me dejó helada, triste y enfadada. Pero esto me sirvió para saber cómo hay que afrontar esta realidad, cómo prevenir y arreglar las cosas en el futuro”.

El diploma coincide con el primer semestre del máster. Sirve para entrar en contacto con el drama de los abusos. El segundo semestre se afronta la cuestión desde una perspectiva intercultural e interdisciplinar. En el tercero deberán volver a sus países de origen para trabajar en casos reales. Con la experiencia adquirida regresarán a Roma para hacer la tesis en el último semestre.

Durante el máster estudiarán tanto casos actuales como los antiguos. Los actuales tienen un problema: están rodeados de especulación mediática. Los antiguos tienen una ventaja: suele haber más datos y se pueden analizar mejor las variables.

KARLIJN DEMASURE
Directora Ejecutiva, Centre for Child Protection

“Trabajamos con casos, pero no los casos que están más presentes en los medios porque es difícil tener toda la información y juzgar del modo correcto. Lo que hacemos es traer a expertos que compartan con los estudiantes sus experiencias y que analicen con ellos los casos. Así uniremos la teoría y la práctica”.

A partir de esas discusiones y lecciones, cada estudiante tiene que volver a su país y trabajar en los casos que allí se hayan producido. 

LIN RU-CHUAN
Estudiante (Taiwán)

“Ahora estoy trabajando en mi diócesis. Mi obispo quiere que revise las líneas guía, si hay un protocolo claro, procedimientos establecidos, si se sabe cómo hay que reaccionar ante los casos. Ya sabemos cómo proteger a las víctimas y qué hacer ante los abusadores”.

MAREK FRANTIŠEK DRÁBEK
Estudiante (República Checa)

“Creo que muchas víctimas saldrán a la luz. En cuanto vean que se les escucha se animarán a venir y a hablar sobre su caso. Este problema está en la sociedad. Está en todas partes. Está dentro de la Iglesia y fuera de la Iglesia, así que está presente en muchos otros países”.

Esta, de hecho, es la parte más interesante del curso porque permite afrontar casos reales y en el terreno. Se trata de una fase clave en la formación de estos estudiantes, llamados a afrontar uno de los dramas más terribles que puede suceder a un menor.

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