El Papa no necesitó pedir al nuevo embajador de Corea del Sur que rezara por él. Baek Man Lee se adelantó. Presentó sus cartas credenciales y aprovechó la ocasión para ofrecerle una propuesta: la de rezar juntos.
“Siempre rezo por su Santidad”.
“Muchas gracias, embajador. Lo necesito. Rece por mí”.
El embajador regaló al Papa este cuadro de la Virgen Desatanudos dibujado al estilo asiático. El Papa descubrió esta advocación hace décadas, mientras estudiaba en Alemania. Luego, Francisco le entregó sus tres grandes documentos del pontificado.
El embajador, profundamente conmovido, volvió a expresar su gratitud al Papa antes de su encuentro privado.