El Papa prefiere no leer las críticas de quienes le acusan de ser un hereje, y lo hace para mantener la salud mental. Dice que otros las leen por él y que le avisan cuando se trata de cosas graves.
Además, revela que los viernes se reúne con víctimas de abusos personalmente o en grupo para conocer sus historias.
Lo dijo durante los encuentros a puerta cerrada con jesuitas en su viaje a Chile y en Perú. El contenido de las conversaciones ha sido publicado por la revista “La Civiltà Cattolica” dirigida por el jesuita Antonio Spadaro.
Allí el Papa mencionó a “jóvenes instituciones de la Iglesia” cuyos fundadores cometieron abusos. Dice que siempre se trataba de un triple abuso: primero de autoridad, luego sexual, y en tercer lugar financiero.
De los abusos dice que en todos los casos son terribles, e invita a los sacerdotes escuchar a las víctimas para conocer la herida.
Greg Burke, portavoz del Vaticano ha confirmado que el Papa se reúne con víctimas varias veces al mes “para escucharles e intentar curar las heridas causadas por los abusos”. “Los encuentros se realizan con la mayor reserva para respetar a las víctimas y su sufrimiento”.
En las conversaciones con jesuitas el Papa también dijo que lo que más le quita la paz son los chismes y que hay que escuchar las críticas porque siempre tienen algo de verdad.
Sobre las resistencias que encuentra dice que intenta “dialogar cuando el diálogo es posible. Pero algunas (críticas) proceden de personas que creen poseer la auténtica doctrina y te acusan de ser herético. Cuando en estas personas no encuentro bondad espiritual, me limito a rezar por ellos”, añade.