La salud de Benedicto XVI vuelve a ser noticia. El Papa emérito de 90 años está visiblemente débil y el último en volver a alzar la voz de alarma ha sido su propio hermano Georg.
En una entrevista a la revista alemana “Neue Postˮ, asegura que Benedicto XVI sufre una enfermedad paralizante que le obliga a “recurrir a la silla de ruedas”. Dice que lo que más le preocupa “es que la parálisis pueda llegar a su corazón”, porque “entonces podría terminar todo deprisa”. Dice que reza para que Dios conceda a su hermano “la gracia de una buena muerte, en un buen momento” y que espera estar en Roma el 16 de abril para, como cada año, celebrar el cumpleaños de su hermano. Aunque reconoce que “todavía queda mucho” y que “quién sabe lo que sucederá hasta entonces”
Por otro lado, según la agencia francesa i.media, “el entorno” del Papa emérito desmiente esas afirmaciones porque no tienen fundamento. El Papa emérito tiene problemas para moverse pero ninguna enfermedad neurológica.
No es la primera vez que Georg Ratzinger siembra la alarma: tras la elección de su hermano como Papa dijo que le parecía demasiado anciano y enfermo para desempeñar tal función.