En sus 26 años de existencia, la Asociación italiana contra la usura Juan Pablo II, ha ayudado a 25.000 familias y pequeños empresarios a salir adelante después de haber sido víctimas de esta lacra.
El Papa mantuvo una audiencia con los miembros de esta organización para agradecerles su trabajo. Francisco aprovechó el encuentro para denunciar estas prácticas que definió como “pecado grave”.
FRANCISCO
“La usura es un pecado grave: mata la vida, pisotea la dignidad de las personas, es vehículo para la corrupción y obstaculiza el bien común. También debilita los fundamentos sociales y económicos de un país. De hecho, con tantos pobres, tantas familias endeudadas, tantas víctimas de delitos graves y tantas personas corruptas, ningún país puede planificar una recuperación económica seria ni muchos menos sentirse seguro”.
Para combatir la usura, el Papa propuso “recuperar las virtudes de la pobreza y el sacrificio” y también promover una educación que fomente la responsabilidad de cada persona respecto a sus finanzas.
FRANCISCO
“Se puede prevenir mediante la educación a una vida sobria, que sabe distinguir entre lo que es superfluo y lo que es necesario y que responsabiliza a no contraer deudas para conseguir cosas a las que se podría renunciar”.
El Papa les agradeció su labor que restaura la dignidad de las personas y evita que se conviertan en “instrumentos de la lógica del descarte”.