El Papa Francisco se ha reunido en el Vaticano con el presidente de la República de Turquía, Recep Tayyip Erdogan. La última vez que un jefe de estado turco visitó el Vaticano fue hace 59 años.
El saludo fue sobrio, pero duró varios segundos...
“Cómo está?”
“Estoy bien, y usted?”
El encuentro lo propuso el presidente de la República de Turquía después de que Donald Trump comunicara su intención de trasladar la embajada americana en Israel a Jerusalén. Una acción que pondría en peligro la dimensión religiosa de la ciudad.
Tuvieron un encuentro privado que duró cerca de 50 minutos, cuando normalmente estas reuniones no suelen exceder la media hora.
Hablaron sobre las relaciones bilaterales entre ambos estados, la crisis humanitaria en Siria, la situación actual de la comunidad católica en el país y el conflicto entre Jerusalén y Palestina.
La relación entre el Estado del Vaticano y el de Turquía ha tenido sus altibajos. La condena pública del Papa Francisco sobre el genocidio de los turcos a los armenios de 1915 pareció no gustar demasiado al dirigente de turco.
Como tampoco sentaron bien en su momento las palabras sobre el islam de Benedicto XVI en su discurso en Ratisbona de 2006.
Tras el largo diálogo, el Papa conoció a la mujer del presidente y a su hija Ezra.
Intercambiaron regalos. El presidente regaló al Papa un cuadro de cerámica hecho a mano con los lugares más emblemáticos de Estambul junto a 4 libros del poeta persa Rumi.
“Bello, bello.”
Francisco le regaló una medalla con un ángel.
También le regaló este aguafuerte de la basílica de San Pedro y una copia de su encíclica Laudato Si' junto con su mensaje para la Jornada Mundial por la Paz.
Antes de despedirse, el Papa pidió a la mujer del presidente que rezase por él.
La última vez que el Papa Francisco visitó Turquía fue en 2014. Desde entonces la relación entre ambos estados ha sufrido ligeras crisis que Francisco espera resolver a través del diálogo.