El Papa Francisco se desplazó a la Plaza de Armas de Trujillo, donde rindió homenaje a la Virgen de la Puerta, también conocida como “Mamita de Otuzco”.
Nada más llegar, paró a saludar a este grupo de enfermos y discapacitados.
El Papa recordó también a otras numerosas advocaciones marianas del Perú.
FRANCISCO
“Virgencita que, en los siglos pasados, demostró su amor por los hijos de esta tierra, cuando colocada sobre una puerta los defendió y los protegió de las amenazas que los afligían, suscitando el amor de todos los peruanos hasta nuestros días”.
Explicó que la Virgen María es como la estrella que guía de nuevo a quien está perdido. La que conduce a las personas de nuevo a Jesús.
Tambien pidió que muestren agradecimiento y reconozcan a las mujeres con este fuerte llamamiento.
FRANCISCO
“Quiero invitarlos a luchar contra una plaga que afecta a nuestro continente americano: los numerosos casos de feminicidio. Y son muchas las situaciones de violencia que quedan silenciadas detrás de tantas paredes. Los invito a luchar contra esta fuente de sufrimiento pidiendo que se promueva una legislación y una cultura de repudio a toda forma de violencia”.
Los invitó a tener misericordia, a saber inclinarse hacia los que más sufren y a no apartar la mirada ante el dolor ajeno. Como hizo Jesús.
FRANCISCO
“No hay mayor medicina para curar tantas heridas que un corazón que sepa de misericordia, que un corazón que sepa tener compasión ante el dolor y la desgracia, ante el error y las ganas de levantarse de muchos y que no saben muchas veces cómo hacerlo”.
Tras su discurso, tuvo lugar la celebración mariana y el canto de las letanías.
Aunque con un poco de dificultad, el Papa entregó esta corona y este rosario a la Virgen.
Finalmente, tuvo lugar la ofrenda de flores. Lo hicieron estos niños, vestidos con trajes típicos de la región.
Con esta celebración culminó su visita en la ciudad peruana de Trujillo.