Noviembre: Papa viaja a Myanmar y Bangladés

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31/12/2017
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El Papa comenzó el mes que los católicos dedican a rezar por los difuntos en este cementerio donde están enterrados soldados y enfermeras de EEUU, caídos durante la II Guerra Mundial.

Allí el Papa rezó por las víctimas de todas las guerras, también las de hoy. 

FRANCISCO
“Hoy que el mundo de nuevo está en guerra y se prepara para estar en guerra con más fuerza... No más, Señor, no más. Con la guerra, todo se pierde”.

También en noviembre el Papa prohibió la venta de tabaco en el Vaticano, para no cooperar con una práctica que perjudica claramente la salud de las personas. Además, dijo que “ningún beneficio puede ser legítimo si pone en peligro la vida de las personas”.

Mientras aumentaban las tensiones entre EE.UU. y Corea del Norte, el Papa se reunió con expertos y con premios Nobel de la paz para impulsar el desarme nuclear. Francisco denunció que “el gasto en armas deja en segundo plano las prioridades reales de la Humanidad”.

FRANCISCO
“Las armas de destrucción masiva, en particular las atómicas, no generan otra cosa que una engañosa sensación de seguridad y no pueden constituir la base de la pacífica convivencia entre los miembros de la familia humana”.

El regalo más curioso del mes tenía cuatro ruedas. Este Lamborghini Huracán es un ejemplar único con los colores del Vaticano. Francisco lo firmó para que sea subastado. Lo recaudado se entregará a tres grandes proyectos humanitarios. 

En noviembre el Papa celebró por primera vez la Jornada Mundial de los Pobres. Como parte de los eventos instaló en San Pedro este “hospital de campaña” para personas sin hogar. Y por sorpresa, lo visitó él mismo. 

También celebró una Misa para personas sin hogar en la basílica vaticana. Y vinieron miles de personas. 

Después de la Misa les invitó a almorzar en el Vaticano. Se sentó con ellos y compartieron mesa y mantel.  

FRANCISCO
“Compartamos el almuerzo y deseémonos lo mejor los unos a los otros. Ahora recemos al Señor para que nos bendiga”.

A finales de mes Francisco hizo su cuarto viaje a Extremo Oriente. Visitó Myanmar y Bangladés. 

Cuando aterrizó en Rangún le esperaban estos pequeños. Eran un poco tímidos al principio, pero luego le dieron la más tierna de las bienvenidas.

El gobierno birmano le dio la bienvenida oficial un día después en la faraónica capital Naipyidó. En esta inmensa sala se reunió con el presidente y le regaló una copia de una reproducción ilustrada de la vida de Buda que se conserva en la Biblioteca Vaticana. 

“Esto no me lo esperaba”.

También allí se reunió con Aung San Suu Kyi, consejera de Estado y ministra de Asuntos Exteriores. La Nobel de la Paz habló de la situación en en la provincia de Rakhine, el epicentro de la crisis humanitaria de esta minoría.

AUNG SAN SUU KYI
“Su Santidad, los dones de compasión y aliento que nos brinda serán atesorados”.

FRANCISCO
“El futuro de Myanmar debe ser la paz, una paz basada en el respeto de la dignidad y de los derechos de cada miembro de la sociedad, en el respeto por cada grupo étnico y su identidad, en el respeto por el estado de derecho y un orden democrático que permita a cada individuo y a cada grupo —sin excluir a nadie— ofrecer su contribución legítima al bien común”. 

El Papa también visitó a las principales autoridades budistas de Myanmar, este consejo de monjes. Era un encuentro delicado, porque muchos monjes extremistas azuzan la violencia contra minorías musulmanas. 

El encuentro más numeroso fue esta Misa con unas 150 mil personas, muchísimas si se tiene en cuenta que en todo el país hay sólo 800 mil católicos.

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