Aunque el risueño Santa Claus saltó a la fama a fines del siglo XVIII, tuvieron que pasar 100 años antes de que se convirtiera en una estrella del cine.
En 1898, el director británico George Albert Smith incluyó a Papa Noel en un drama silencioso con el que inició su carrera cinematográfica.
La película muestra con imágenes temblorosas a una madre que lleva a dormir a sus dos hijos. Unos momentos más tarde, el hombre barbudo supuestamente vestido de rojo y blanco, bajaba por la chimenea y llenaba de regalos los calcetines de los niños.
El momento más tierno era cuando antes de marcharse, Santa Claus, o San Nicolás, bendecía a los pequeños. Luego, desaparecía.
Si bien no se ha conseguido explicar cómo consigue desaparecer, lo que está claro es que esta hazaña ha beneficiado su carrera y le ha llevado a protagonizar con gran éxito otros cientos de películas.