Un año más, todo estaba a punto en la plaza de San Pedro para uno de los eventos que inauguran la Navidad en la Ciudad Eterna.
El Vaticano ha encendido su árbol de Navidad y ha presentado su Pesebre. Pero antes, debían de sonar los villancicos.
Un coro de Montevergine, de donde proviene el pesebre, y la banda musical del cuerpo forestal polaco, de donde proviene el árbol, entonaron las canciones.
El pesebre ha sido donado por la abadía italiana de Montevergine y lo ha hecho uno de talleres más importantes de Nápoles. Como marca la tradición napolitana, la escena se enmarca entre las ruinas de un templo.
Estos niños pusieron la nota tierna de la ceremonia. Los pequeños de Montevergine intercambiaron regalos con niños enfermos de cáncer y con otros niños de Spoleto y Norcia, localidades golpeadas por los fuertes terremotos de hace unos meses.
Mientras caía la tarde y se acercaba el momento, la espera se amenizó con más música...
...Hasta que se encendió el pesebre.
Y minutos después, el árbol.
El abeto, que mide 28 metros, fue donado por Polonia al Vaticano. Como reconocimiento a este regalo, la banda entonó el himno nacional polaco.
Está decorado con adornos de arcilla elaborados por niños ingresados en las plantas de oncología de varios hospitales italianos.
El pesebre y el árbol permanecerán iluminados en la plaza de San Pedro hasta el 7 de enero de 2018, día en que la Iglesia celebra la fiesta del Bautismo del Señor.