El Papa puso punto final a su visita de 4 días a Myanmar con una Misa junto a centenares de jóvenes.
En total eran 1.500 y sintonizaron a la perfección con Francisco. Mientras pasaba con el papamóvil agitaban banderas del Vaticano para llamar su atención.
“Papa, papa”.
Antes de comenzar la ceremonia el Papa saludó a una enferma, besó este crucifijo y utilizó este ramo bañado en agua bendita para bendecir a las personas que lo acompañaban. Después entró en la catedral de Rangún, dedicada a Santa María.
Francisco se detuvo ante la imagen de la Virgen y celebró junto a los birmanos la fiesta de uno de los apóstoles, San Andrés.
Aunque los jóvenes no solo procedían de Myanmar: también vinieron de Camboya, Indonesia, Vietnam y Taiwán. Vestidos con sus trajes típicos hasta los más mínimos detalles.
El Papa les dijo que no tengan miedo a levantar la voz y les desafió a entregar a Dios sus miedos, preocupaciones, esperanzas y sueños. Recordó que el ejemplo de muchos santos también les puede servir hoy en día. Por último les agradeció la acogida en Myanmar.
FRANCISCO
“Mientras mi visita a vuestra bella tierra llega a la conclusión, me uno a vosotros en agradecer a Dios por las muchas gracias que recibimos en estos días”.
Al finalizar, encomendó a los jóvenes y sus familias a la Virgen antes de partir a la próxima parada de su viaje: Bangladés.