A pesar de que los católicos en Myanmar son minoría se hicieron sentir por la calle.
La primera persona que Francisco saludó fue este sacerdote. Mientras, un grupo de niños cantaba al Papa una melodía con partes en español.
“Bienvenido, Santo Padre, mensajero de paz y amor”.
A los obispos de Myanmar Francisco les dejó un mensaje claro pero muy sencillo: que su primer prójimo son los sacerdotes de su diócesis.
FRANCISCO
“Sed cercanos a los sacerdotes. No os olvidéis que el prójimo, el prójimo más cercano que tiene un obispo es el sacerdote de la diócesis. Que cada sacerdote no solo sepa, sino que sienta que el obispo es un padre”.
Myanmar tiene 52 millones de habitantes. Hay 22 obispos para 777 sacerdotes diocesanos. Y estos tienen que atender a más de 600.000 católicos.
Francisco concluyó insistiendo en que presten atención a las colonizaciones ideológicas y culturales. Dijo que la Iglesia en Myanmar debe estar cerca de los más vulnerables y les pidió que sigan defendiendo los Derechos Humanos. Al terminar el encuentro rezó con ellos.
FRANCISCO
“Y ahora os invito a rezar todos juntos, vosotros en birmano, yo en español, el Ave María a la Virgen”.
“Ave María...”.