Este es el momento en el que el árbol de Navidad se levanta en el Vaticano. Acaba de llegar tras un viaje por Europa de 12 días y 2000 km. Viene desde Polonia. Es un regalo de la archidiócesis de Elk y tiene un valor especial para ellos: recuerdan que hace 20 años se colocó en San Pedro el anterior árbol polaco, a petición de Juan Pablo II.
Monika Rybka se ha encargado del transporte del abeto. Ha vivido el proceso de primera mano porque lo acompañaba en el camión.
MONIKA RYBKA
Organizadora del transporte
“La última vez que se trajo un árbol desde Polonia fue hace 20 años. Ahora nuestro árbol está aquí otra vez. Nuestro Papa, Juan Pablo II, inició esta tradición trayendo el árbol de Navidad, y por eso es especial para nosotros”.
El abeto mide 28 metros de alto, pesa 7 toneladas. Procede de una frondosa región conocida por sus árboles y sus lagos.
Este año, será decorado por niños de varios hospitales a través del proyecto de rehabilitación de la Fundación Lene Thun.
El árbol es un símbolo navideño porque representa la vida que nace en medio del frío invierno. Pero no es este su único significado.
“Tiene el sentido de la presencia, de Cristo vivo que está entre nosotros, que nace. Las esferas representan el pecado original y también los pecados capitales. Las luces representan la luz de Cristo, que ilumina nuestras sombras, que ilumina nuestros pecados para que después caigan”.
El tradicional árbol de Navidad ya está en la Plaza, justo delante de la Basílica de San Pedro. Acompañará a un pesebre que también se instalará en los próximos días. Ahora el abeto luce así, pero a partir del 7 de diciembre, sus luces y adornos brillarán en todo su esplendor.