Médicos, religiosos y laicos debatirán sobre la eutanasia en un congreso en el Vaticano

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15/11/2017
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A finales de este año, Holanda, el primer país que legalizó la eutanasia, la habrá aplicado a más de 7.000 pacientes. Un aumento del 67% con respecto a hace cinco años.

La eutanasia es legal en cinco países: Países Bajos, Bélgica, Colombia, Luxemburgo y Canadá. Cada vez se habla más de ella y según Carlo Casalone, de la Pontificia Academia para la Vida, se debe a los avances médicos y a que se conocen más casos gracias a los medios de comunicación.

Por eso el Vaticano organiza un congreso el 17 y 18 de noviembre que reunirá a médicos y expertos, religiosos y laicos. Una cuestión delicada. Por ejemplo, según la moral católica hay que distinguir la eutanasia de la interrupción del tratamiento a enfermos terminales.

P. CARLO CASALONE SJ
Médico, cirujano y teólogo

“El documento de 1980 de la Congregación para la Doctrina de la Fe titulado 'Iura et bona' eliminó el concepto de eutanasia activa y pasiva. Se llama eutanasia solo a la intervención que provoca intencionadamente la muerte. Distingue entre provocar la muerte directa e intencionadamente. La eutanasia no es solo un acto externo, es muy importante también la intención”.

Explica que no se considera eutanasia cuando un enfermo terminal decide interrumpir un tratamiento porque está agonizando, ya que en este caso no lo hace para morir sino para interrumpir una cura que provoca dolor sin obtener resultados.

Asegura que la respuesta de la Iglesia ante esta situación siempre será recurrir a los cuidados paliativos. El problema es que no todas las personas cuentan con los recursos económicos o sociales para recibirlos.

P. CARLO CASALONE SJ
Médico, Cirujano y Teólogo

“El primer elemento que debemos considerar es que las curas paliativas han avanzado mucho y por tanto hay modos de aliviar el dolor y el sufrimiento mucho más eficaces que en el pasado”.
“Acortar la vida es un modo de no respetar la prohibición 'No matarás', que es uno de los que estructura nuestra sociedad”.

Según estudios, 1 de cada 4 familiares de un paciente que ha fallecido por eutanasia desarrolla cuadros de estrés y desequilibrios ya que se siente culpable de haberlo dejado morir.

Existen tantos interrogantes y variables que es difícil discernir a nivel ético, moral y espiritual tanto para los médicos, como para pacientes y familiares. La Pontificia Academia para la Vida espera que este congreso ayude a resolver estas dudas.

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