Por decisión personal del Papa, a partir del 1 de enero los almacenes que hay dentro del Vaticano no venderán cigarros.
El portavoz del Vaticano, Greg Burke, ha explicado que “la Santa Sede no puede cooperar con una práctica que perjudica claramente la salud de las personas”.
Efectivamente, según la Organización Mundial de la Salud, cada año el tabaco es la causa de más de siete millones de muertes en todo el mundo.
El tabaco era una fuente de ingresos relevante para los almacenes del Vaticano, puesto que venden productos libres de impuestos, a un precio mucho más bajo que el de Italia.
Pero el Papa ha dicho que “ningún beneficio puede ser legítimo si pone en peligro la vida de las personas”.
Desde ahora, el único humo que producirá el Vaticano será el de la fumatta bianca...