Así de cordial fue el tercer encuentro entre el Papa y el gran imán de la universidad al-Azhar, el centro más importante del Islam sunnita, donde se forman sus intelectuales.
“Le doy la bienvenida”.
El mensaje de este encuentro es la cordialidad de los gestos entre ambos líderes religiosos.
“Siento también yo no poder hablar italiano para expresar lo que siento”.
El Papa le regaló el medallón con el ángel de la paz y la medalla de su quinto año de pontificado.
“Es la medalla del quinto año de mi pontificado. Le he dedicado a los emigrantes perseguidos”.
Ahmed Muhammad al-Tayyib pide a menudo que cristianos y musulmanos trabajen juntos contra el terrorismo, la pobreza o las enfermedades. En Egipto dio las gracias al Papa por recordar que los terroristas no son buenos musulmanes.
Pero las relaciones con el Vaticano no siempre han sido buenas. En el año 2011 rompió el diálogo como protesta por unas frases de Benedicto XVI sobre la discriminación de cristianos en Egipto, que también entonces molestaron a los cristianos coptos.
El encargado de tender puentes fue el cardenal Jean-Louis Tauran, que le acompañaba en el Vaticano.
“Mi amigo...”.
Tras la reunión oficial, el Papa y el gran imán se trasladaron a la residencia de Francisco, donde continuaron el encuentro de un modo más informal.