Como cada domingo, Francisco rezó el Ángelus ante miles de personas en la Plaza de San Pedro e hizo una reflexión acerca del Evangelio del día.
Dijo que, como en tiempos de los fariseos, todavía hay gente que aprovecha el poder y la autoridad para oprimir a otros.
FRANCISCO
“La autoridad es una ayuda, pero si se ejerce mal, se vuelve opresiva, no permite que la gente crezca y crea un clima de desconfianza y hostilidad, y también conduce a la corrupción”.
Explicó que los cristianos no deben vivir “de la apariencia” ni mirar a los demás “por encima del hombro”, sino ser humildes y “dóciles al amor que viene de Dios”.
FRANCISCO
“Entre nosotros debe haber una actitud sencilla y fraternal. Todos somos hermanos y no debemos dominar a los demás de ninguna manera ni mirarlos por encima del hombro. No, somos todos hermanos”.
Añadió que la modestia es una característica fundamental para vivir “conforme a las enseñanzas de Jesús”, y que las cualidades personales deben ponerse al servicio de los demás.